Gata

Me encanta Madrid, poder tener la suerte de disfrutar de sus calles, sus museos, parques, jardines… Una de las cosas que más me gusta de Madrid es que sea la hora que sea o el día que sea puedes aprovecharte de su amplia oferta de ocio, desde poder disfrutar de la música en vivo en alguna sala de conciertos, alguna obra de teatro, visitar alguna exposición puntual de lo que sea, uno de sus museos, sentarte a tomar lo que te apetezca un refresco, un café, unos botijos o tercios, vinos, vermús o “from lost to the river” un cubata / gin-tonic en un bareto cualquiera, cafetería, pub o salir a darlo todo a un garito hasta las 6 o 7 de la mañana, que será cuando con todo el cariño del mundo encenderán las luces a potencia máxima para cegarte y mandarte tomar culo, y si aún no tenéis ganas de volver a casa porque el pedo que lleváis está sobrevolando a veinte metros de vuestras cabezas y vosotros solo estáis pensando en lo rica que está la copa que estáis matando y que te tomarías, una vez más, la penúltima. Entonces es cuando sacas tus lupas de sol para subir al cabify, uber o lo más barato que haya, y que te lleva al after para continuar el baile y tomaros esa penúltima, y así podríais ir de nuevo a una cafetería o un bareto a desayunar algo para luego ir a una sala de conciertos, o a tiraros un rato en El Retiro, para descansar los ojos, al menos un ratejo.

En Madrid no hay Game Over, a no ser que solo quieras ir a casa a tumbarte para dormir la mona. Es en ese momento en el que busco como volver a mi casa, tren, bus, cabify, uber, taxi, etc, en el que después de varios años ya hay alguno o alguna que me dice: “¿No has `pensado en venirte a vivir aquí?”, y no. No lo he pensado porque me encanta Madrid, pero me encanta vivir donde vivo, escuchar a los pájaros como se cuentan unos a otros que va a amanecer en breve y como el cielo se llena de pajaritos piando para contarnos que empezó un nuevo día.

Me gusta pasear, sin rumbo fijo y sentarme en cualquier banco para adivinar o imaginar una vida, totalmente diferente seguro, de cualquiera, me gusta poder disfrutar de la vida del parque, niños gritando, riendo, llorando, el chirriar de algún columpio, algún ladrido, unos bongos a lo lejos, el sonido del increíble e inconfundible del Sr. Bajón.

Me gusta disfrutar del simple hecho de andar y contemplar el color de las hojas de los árboles en otoño desde amarillo, verde, naranja, marrón, rojo…, las de las vistas de la sierra madrileña, sin nieve, con ella,…intentar encontrar la bola del mundo en mitad del granito que dan forma a la Pedriza, el color del cielo o como las nubes van creando sus formas y puedes disfrutar de ellas sin el ruido de un motor, bocina, sirenas y lo mejor de todo sin sortear a personas que parece que andan como si fueran auténticos zombies abducidos, o lentos, o  que se paran en seco en el medio de la calle sin razón, los que parece en los días de lluvia que sacan el paraguas para clavarte uno de sus alambres, o lo llevan plegado y lo mueven hacia delante y hacia atrás como si acuchillaran a un poltergeist que solo ellos ven, y no podemos olvidar a los que se te pegan para ver si pueden echar mano de tu triste monedero en el que solo hay dos euros, pero tienen tus tarjetas, la del banco, médico, DNI, transporte…

Me encanta salir en verano a mi terraza y poder disfrutar de las constelaciones, del sonido de la vida nocturna de la vida, y de la diurna.

Este año una pareja de cigüeñas montaron su nido en uno de los pinos que tengo enfrente de la terraza ofreciéndome su propio reality national geographic. Hay días que se turnan y van trayendo ramitas nuevas, o se dan su garbeo en solitario en busca de comida mientras el otro cuida a los huevitos, y como esos huevitos un día no estaban y había a cambio unos pollitos, piando y reclamando comida, y como los padres se llaman y se cuentan el día hablando en «clacclacclac», como es lógico que otro idioma iban a hablar entre ellos, se pasan el parte el unx al otrx de lo que han comido sus polluelxs, y como se han portado. 

Creo que, en un año, como mucho apruebo y consigo el First Certificate in «clacclacclac» en una de las academias de Sol, en 35 min estoy en el Km0.

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