
No había ninguna duda éramos dos imanes opuestos, cada uno con un solo polo, deseando poder juntarse. Lo tuve claro, cristalino, desde el primer momento en el que pude tenerte cerca y tocarte, darte la mano y que mi mano y la tuya parecieran viejas conocidas que por fin se reencontraban, abrazarte y que me invadiera la sensación de estar en casa, de paz y calma y a la vez una explosión de sensaciones y deseos en mitad de una guerra de impulsos incontrolables, besarte y morderte, mirarte y notar ese calor que despide tu cuerpo para calentar el mío que suele tener frío habitualmente.
Te quedaste tatuado en mi cuerpo sin dejar rastro aparente, tu imagen y la sensación real de tenerte conmigo todos los días, aún cuando no estamos en el mismo espacio, se empeñaron en no marcharse de mi cuerpo y de mi mente. Mis manos se llenaron de ti hasta quedar desbordadas y mi vida se desbarató quedando todo patas arriba, como cuando un huracán, tornado o tsunami arrasan una ciudad entera y queda engullida en unos pocos minutos.
Nadie nos previno del desastre que se nos avecinaba, ni nadie nos dejó alguna pista que pudiera darnos la opción de poder, y querer, tener a mano un bote salvavidas y así intentar salvarnos para cuidarnos el uno al otro.

He intentado olvidarte pero no debo hacerlo bien o puede que no sepa cómo se hace o en realidad simplemente me autoengaño y no quise olvidarte nunca porque sigo recordándote a diario. Siento que un amor inmenso me asedia a la vez que recompone todo el desastre y las ruinas que quedaron tras nuestra súbita catástrofe. Creo que me volví adicta a ti sin darme cuenta, como una yonki con la droga, porque ahora mismo, todos los días, me encantaría que estuvieras aquí y tenerte desnudo para que podamos hablar de tu cuerpo con mi cuerpo, para hablarte de lo que me gustan tus besos con mi lengua rauda e imponente en tu boca y tu lengua intentando contestar. No puedo evitar que me asalten las ganas de volver a tenerte desnudo, encima, debajo, de lado, a mi espalda o de cualquier forma, pero conmigo.
Por dejarlo claro y que no vuelvan las dudas, yo lo que quiero es seguir bailando contigo y que la música no deje de acompañarnos hasta que no podamos continuar el baile, pero sólo porque nos fallen las piernas, así yo no tendría que contarle a nadie nada de lo que me pasa por dentro y que no sé como se explica, así tu y yo podríamos dejar de hacer como si nada cuando es como si todo y hacer lo que los dos queremos, quitarnos todas las ganas y seguir danzando al son que nos plazca hasta que sólo seamos mero polvo.
